(VIENA, AUSTRIA). Cuando veo la fecha de caducidad y me dice que en Viena sólo existo de paso pienso en qué felices vamos a ser los dos. Me reconforta deleitarme con los que entonces fueron mis accidentes mientras otros cargan con la lista de las reuniones, que nunca antes me pareció tan liviana a los sentidos. Son tantos los estilos que no es ningún estilo: Viena es barroca, rococó y neoclásica, gótica y modernista, funcional y estética, con importantes reminiscencias medievales y coloridos tintes futuristas. Viena es un eclecticismo desbordado por la variedad, cuyo exceso atraganta más que su esencia. Un museo urbano al aire libre con piezas de todos los autores pero con la impronta de ninguno. Un lugar digno de visita pero aséptico para la vida; la yuxtaposición de estilos de mediocre gusto conjunto me dibujan una ciudad teatral y clasista pero a la vez triste y cansada. Como una vestidura de corte rota y apolillada.