show sidebar & content
Logo desplazados

Perdí mi tarjeta de crédito, perdí mi identidad

21/12/2019tarjeta Quien me conoce sabe sin dudar que soy extremeña. De Cáceres. De Navalmoral. Un poco más de Bohonal. Pero no lo pone en ningún lado. Quizás no es importante que lo ponga, pero en tiempos de identidades remarcadas y banderas tendidas algún papelito que lo certifique no vendría mal. Al menos, mi orgullo de pueblo lo reclama.   Cosas de la vida, de las autonomías y de la falta de recursos públicos en Extremadura, fui a nacer a Talavera de la Reina, en Toledo, el hospital que en los años 80 estaba más cerca de mi pueblo. Fui a nacer yo y toda mi generación de la comarca. Y no estoy hablando de la Tierra Media. Así que mi DNI pone que soy toledana, castellano manchega o bola, tirando de jerga. Y no es baladí porque no sé la innumerable cantidad de veces que he tenido que rellenar impresos donde me pedían el lugar de nacimiento. A ver, la provincia de Toledo no me es lejana, al contrario, y a Talavera he ido de excursión, de médicos, de compras o al cine, vamos de recaos, pero de ahí no me siento.   Toda mi familia, padre, madre, abuelas y abuelos (sí, en plural) ha nacido en el mismo pueblo de ahora 600 habitantes: Bohonal de Ibor. No tengo escapatoria, mi sangre lleva el apellido de mi río. De hecho, si tiro de árbol genealógico y reparo en bisabuelos y tatarabuelas la cosa quedaría en los mismos metros a la redonda. Pero para los papeles burocráticos, soy forastera.   Durante años, mi consuelo fue el lugar de residencia: Navalmoral de la Mata. Nunca cambié el padrón, a pesar de haber vivido en lugares variopintos. Pero, nuevamente cosas de las autonomías, o del concierto vasco, o de la Hacienda de Bizkaia, hace poco más de dos años me tuve que empadronar en Bilbao, aunque todo el mundo sabe que de ahí no soy. Y el trámite me supuso un disgusto, una renuncia, un dolor, casi un duelo. ¿Cómo demuestro que soy extremeña si nací en Talavera y vivo en Bilbao? Mi acento aún ayuda a situarme, bueno, o no, porque mucha gente me descoloca de lugar. Cáceres existe, y las de ahí tenemos acento, y no es el andaluz, ¡por favor!   Escribo todo esto porque se me ha caducado la tarjeta de crédito, que no sé en qué año fue expedida, en el no sé cuántos de era precrisis: ¡era de la Caja de Extremadura! Verde intensa, bien bonita y con la palabra Extremadura muy presentera. ¡Anda que no me daba gusto a mí pagar la gasolina o la compra con mi tarjeta! Pues se caducó.Y la ahora Liberbank (vaya nombre, por cierto) me ha mandado una tarjeta blanca, neutra, horrible, que ya ni me pide pin si gasto menos de 20 euros. Ya no me gusta pagar, porque ni para las cosas del dinero y del consumo aparece Extremadura.   Qué ironía: mi apego a mi identidad escrita era una tarjeta de crédito. Tendré que hablar más alto.

Volver a empezar

05/02/2015. Un día sí y otro también. Todas las semanas, sin olvidar todos los meses y, por supuesto, todos los años. Acaba de empezar el 2015 y lo inicio como acabé el 2014: pasando horas y horas delante del ordenador. ¿Lo mío es rutina?: pensar temas, escribir mails, leer textos, buscar noticias, preparar entrevistas, redactar contenidos, abordar una página en blanco, hacer entrevistas, insistir con los mails, hacer llamadas, mover las redes sociales, enviar facturas, hacer listas de tareas pendientes, inacabar esas listas… En fin, cosas de la rutina. O no.
La independencia del freelance, aunque tenga parte de rutinaria, tiene mucho espacio de libertad. Hay días en los que trabajo en la habitación, otros en la biblioteca, hoy estoy en el salón y a veces me atrevo a ir a una cafetería. Todos los días hago lo mismo, y hay días en los que no hago absolutamente nada. Cada día vuelvo e empezar. Y es que me resigno a ver mi vida desde lo que tiene de negativo, que lo hay, y me aferro a lo hermoso para continuar siendo periodista, para vivir de ello como hago desde que abandoné la facultad hace casi diez años. Una década en la que cada día vuelvo a empezar, porque no hay nada aprehendido. Cada día, cada hora, intento enriquecerme y expulsar los temores para entregarme a una pasión.
Y vamos a por el 2015, un año que se antoja interesante. Un nuevo horizonte vislumbro: Berlín. Que, por cierto, está cerquita de Lisboa, por si alguien lo duda. El buscar historias, una de las tareas más complicadas del oficio, nos lleva a centro Europa, pero sin alejarnos del amado Sur. Este año y pico vivido en Lisboa ha sido tan gratificante y tan interesante que no me resigno a vivir sin ‘bicas’.
De acá para allá seguiré, no tengo dudas. Y lo digo hoy desde el salón de la casa mis padres, que siempre ha sido mi casa. Y lo escribo con la luz del Sol de Extremadura, porque no hay más placer que volver a empezar. Ir al inicio.

Ilusión lírica

26/12/2013“Todos llevamos esa nota escrita en el revés de los sobres, en las esquinas de periódicos, en tiques de autobuses usados o sin usar, donde hemos escrito una frase que en un momento nos pareció una nueva relevación del mundo, o del alma humana, y que luego volveremos a encontrar convertidas en pelotitas de cartón piedra, molidas por las aspas de la lavadora eléctrica, maceradas por el jabón, petrificadas por la plancha”.

Al fin, he conseguido transcribir esto que tenía escrito, con esa letra mía que cada día es más incomprensible, en una hoja tamaño cuartilla de un color rosa chicle que averigua de dónde he sacado. Y ahí la tenía, en mi agenda (cuadernillo de tareas e ideas que luego me cuesta releer) metida desde hace meses. Ahora lo leí (no me inspiraba para comenzar un reportaje –qué complicado es encontrar una buena frase de inicio, por cierto-) y descifré.

Está sacada y anotada, como si fuera metaliteratura (o metalectura), del libro Notas de prensa de Gabriel García Márquez, que volví a leer hace unos meses. Nunca me canso de leer al gran maestro (confieso que cuando me aburro cojo Cien años de soledad y me pongo a leer al azar; siempre descubro algo nuevo). Y esta relectura ha sido satisfactoria porque he podido visualizar parte de sus crónicas: cuando habla de Edén Pastora, a quien conocí en Nicaragua y con quien interactué como un auténtico rifle lanzapreguntas; o cuando narra sobre Portugal (mi actual casa); incluso cuando redescubro, en un texto titulado ‘Comisión de Babel’, que formó parte de la comisión que realizó el Informe MacBride.

Todo eso lo tenía apuntado en un papel rosa, en la que también ponía que esa ilusión de anotar cosas en esquinas de hojas varias era una “ilusión lírica” para Mitterrand (muchas veces nombrado en Notas de prensa).

Y mientras me llega la inspiración, disfruto con Gabo (así me pilla trabajando).

“En aquella travesía del desierto comprendí que no había un acto más espléndido de libertad individual que sentarme a inventar el mundo frente a una máquina de escribir”, palabra de maestro.

Face
Twitter