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¡Necesitamos tus servicios!

23/03/2014(LISBOA. PORTUGAL). “Mi nombre es R. P. y ¡necesitamos tus servicios! Hoy ha saltado la noticia… y-blablablabla… queremos declaraciones de los familiares de las víctimas”. A veces me pregunto si los alcachoferos y los periodistas somos los mismos. En mis días buenos pienso que no. Que quizá seamos sólo dos calles que confluyen en la misma plaza: un reportaje a tres columnas, los minutos a la deriva de una crónica radiofónica. “Os puedo ofrecer una pieza, con o sin fotos, para explicar con fuentes propias el contexto, que es complejo y todavía espera ser contado”. Aquel cruce de correos electrónicos sigue sin respuesta; su ausencia me ha robado unos cuantos euros. Algunos nadies gustamos de caminar con los bolsillos agujereados, lejos de una propuesta sin brújula empecinada en rascar en el morbo, como si el dolor fuera episódico, la enésima escena de una película llamada vida.

La belleza es una mierda

05/08/2013. (BURGOS). La verdad es una mentira, la ética apesta y la belleza es una mierda. La primera la dicta el Gobierno de tu(r)no, la segunda es cuestión de la mayoría (en riguroso singular excluyente) y ¿la belleza? A ésa la han convertido en una mujer desnuda (en riguroso singular normalizador) anunciando un perfume. Pero también están equivocados. La verdad, la ética y la belleza son demasiado importantes como para entregarlas con desdén al enemigo. Pero la nuestra será siempre, por fortuna, una historia inconclusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo. Yo me quedo en mi página en blanco, mi opinión pendiente de la delgada coartada que permite la última crónica del día. También a veces se me olvida que sólo soy espectador, con el corazón hundido en un bolsillo de mi pantalón.

Buen Camino (reinicio de ruta)

11/07/2012. (ASUNCIÓN, PARAGUAY). El 08-02-08 dejé mi primera huella virtual y desde entonces he transitado, algunas veces desorientado y muchas otras con una cadencia menor a la deseada, por la bitácora ‘Las zapatillas de la Luna’. Después vino un porfolio de mismo nombre. Hoy reubico las zapatillas en la web desplazados.org, una apuesta compartida con mi compañera de arrobas Mª Ángeles Fernández. Porque todavía me creo lo que me cuenta aquel primer post cuando lo repaso: “Las palabras son así; van y vuelven, y van y vuelven, y vuelven y van. (…) Siguen haciendo falta soñadores”. Porque ahora que nos mean más que nunca los diarios siguen empeñados en la lluvia de siempre. Así que pudiendo decidir muchas cosas, he decidido seguir a lo mío: tratando de escribir ‘brevarios’ de forma que el siguiente me quite la razón, pero al mismo tiempo convenciéndote de tu no verdad. El desplazamiento como virtud. Buen Camino.

No quiero entrar en tu garito

28/10/2011. (ASUNCIÓN, PARAGUAY). Dicen que nunca Asunción estuvo tan segura y protegida. Yo jamás vi tantas armas de fuego como ahora. Espalda con espalda, los uniformados ocupan cada esquina munición en mano. ¿No es, que diría Locke, como si para proteger un patio de gallinas del zorro lo pusieran bajo la protección del lobo? Es la trastienda de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, donde caben tanto reyes como zapateros, con el traje como pasaporte de tránsito. Cuando me cruzo con alguien acompañado de una corbata pienso: ¡qué felices somos los tres! La alta política es muy proclive a reducir los mensajes a imágenes. Yo en esta Cumbre no ‘cabo’. Y las ‘tierras malhabidas’ quedan para mañana. Así que me voy por peteneras y, para las últimas líneas de este brevario, pinto unas prostitutas. Porque al fin y al cabo todos llevamos una dentro. Pero también porque son realmente honestas, ahora que el motivo esencial es el dinero. Democracia. Dicen.

El silencio de una oficina en blanco y negro

14/10/2011. (ASUNCIÓN, PARAGUAY). Desde el primer día comprendí que Paraguay estaba casado para bien o para mal con la oficina, allá donde la vida sólo tiene una función: repetirse. Me pregunto si los oficinistas y los alienados no son los mismos. Quizá no. Quizá sean dos calles que confluyen en la misma plaza. Tengo suerte, al fin y al cabo. El único don que tenemos en la vida es el tiempo, que al fondo a la derecha siempre termina en olvido, un sitio donde cabe lo que se le ponga. Empiezo otra vez de cero, ese punto donde todo el mundo tiene miradas desconfiadas y sólo el sabio se las calla. Me halaga la gente que duda de mí porque lo que más me gusta, además de tantas otras cosas, es demostrar que se equivocan. Lo que no te mata te hace más fuerte. Y si de paso ahorro, eso que me llevo. Tengo suerte, al fin y al cabo.

Revolución es nombre de mujer

26/08/2011. (BURGOS). Huele a enfado, a chamusquina de tres al cuarto convertida en un lío del quince. Las ideas de justicia, felicidad, igualdad y democracia son meros instrumentos al servicio de una lógica de dominio. Tendemos a la vida cómoda. Sin problemas. El éxito es una hipoteca y mil y un ratos de ola en Hola. Nos dicen que no debemos indignarnos, pero si no lucháramos ganarían siempre los mismos, acostumbrados a nacer con la victoria bajo el brazo. Los derechos nunca han sido graciosamente concedidos, sino trabajosamente conquistados. Porque hay quien nunca encontrará lo que busca pero sabe que tiene que seguir buscando. Aunque cada uno es cada uno y todos somos nadie, al menos, mientras lo genuino sea plural. Yo soy, y con eso me conformo: en mi ‘yo’ está contenido el ‘soy’. Contradictorio. Paradójico. Raro. Medio mundo ha declarado la guerra a la injusticia. Ducha por la tarde.
Jairo Marcos
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