(BURGOS). El des-cubrimiento de la Europa eurocéntrica desnuda la Razón excluyente moderna, lo que conduce a abogar por una pluriversidad en la que la ontología fundamental quede superada y el lenguaje no permanezca atrapado en el UNIverso comunicativo. Pero en la llamada de auxilio al pensamiento crítico como saber responsable por un mundo en el que millones de seres humanos están condenados a la no-humanidad, la filosofía se descubre a sí misma como parte de una posición ideológica de dominación. Desde sus respectivos locus de enunciación, respectivamente, la post-Modernidad europea, la trans-Modernidad latinoamericana y las fronteras postabismales semiperiféricas, la articulación crítica de Vattimo, Dussel y Santos sostiene el marco referencial de una transformación de la filosofía que no se configura como fin en sí misma, sino que aspira a su trascendencia práctica.

Se trata de heterotopías posibles aquí y ahora, hacia otros mundos posibles y hacia otras vidas plurales que también merecen ser bien vividas. Otredades transformadoras económicas (vidas materiales), entre el más allá del desarrollo: decrecimiento, y el más acá del consumo: glocalización; otredades transformadoras políticas (vidas sostenibles), entre el más allá del trabajo: cuidadanía y derechos humanos, y el más acá de las clases y los populismos: el pueblo y los movimientos sociales; y otredades transformadoras pluridimensionales (vidas existenciales), entre el más allá de la velocidad (espacio/tiempo): otrismamiento reflexivo, y el más acá de la Divinidad absoluta: liberación de las religiones y religiones para la liberación.