(BILBAO) La vida humana siempre está en manos de Otro. Porque ser humano es una experiencia relacional: solo se es humano a partir de los Otros (fuente, que no fundamento). El plano ético es anterior en términos humanos al ontológico. Y las víctimas son la instancia decisiva de ese a priori ético. Pero ¿quiénes son, por qué lo son y en qué circunstancias concretas? Dada la imposibilidad de una planificación perfecta, las víctimas se antojan lógicamente evitables pero empíricamente. El hecho de que haya víctimas es por tanto categórico, lo que lejos de invitar al inmovilismo conmueve una razón crítica sempiterna. Las víctimas no son eludibles pero sí urgentes. El pensamiento crítico, para serlo, se pregunta por las periferias del sistema, por los Sures de geografía diversa, por la mitad de la humanidad, por las vidas sobrantes.