Fue ayer, pero podría haber sido cualquier semana de cualquier mes de cualquiera de aquellos últimos años. Las palabras son así; van y vuelven, y van y vuelven, y vuelven y van. Al final de la fatiga, he decidido andar con ellas de la mano. Con las más poetas y campesinas; que tengan la cabeza en las nubes y los pies en la tierra. La única ruta es la que marquen las líneas de esta bitácora, que será lo que las palabras pidan excepto Periodismo con sabor a coca-cola y vestido de pingüino (léase de Sujeto-Verbo-Predicado). Los paseos serán breves (el arte de escribir es el arte de acortar) y con una periodicidad muy fija: Un instante colgado entre el día y la noche. Porque siguen haciendo falta soñadores. Buen Camino.