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REPOSICIÓN: Me gusta (de) Tanzania

27/05/2011. (MOSHI, TANZANIA). Tanzania es literaria. Una bocanada de aire fresco que otorga a lo natural su fuerza más genuina pero también la más ingenua. Decir ‘Tanzania’ es conjugar un verbo seductor y extraño, intenso y trémulo. No es la misma al minuto siguiente de estrecharle la mano, como si la sempiterna metamorfosis fuera la única salida para descargar la intensidad de sus emociones. Recostada sobre una improvisada sucesión de planos de luz, Tanzania no sabe de tiempos: no lleva reloj porque es evidente que no necesita trocear la realidad para usarla en porciones. Es un presente que sueña la imprudencia del mañana doliéndose aún de su pasado; un impulso que prolonga el tiempo haciéndolo infinito y acercando lo real a lo imaginario. Las nubes vagan sin agobios, imitando tal vez el vivir calmo de sus gentes. Tanzania no entiende de prisas ni sabe de pragmatismos, tampoco de alta política pero sí de esperanza, de fe en algo mejor. ¿Por qué mirar las manchas del sol?

[Premio Orola de Vivencias. Antología 2011]

El yo que habito (sin desinencias ni flexiones)

13/05/2011. (XALAPA, MÉXICO). Me he despertado en el estar siendo. Los otros que son yo no me encuentran. El yo que sois todos me deja de lado. Se han poblado de kilómetros las distancias. Y afuera sigue la lluvia. Atroz. Interminable. No me encuentro donde me busco: llegar a ser lo que soy. Un nadie con preocupaciones. Viajar en dirección a un sueño. Devenir sin tiempo. Y pre-ocupado. Donde vivo, crezco. En un puñado de personas con acento. Hoy tengo todas las edades a la vez. Y ninguna al mismo tiempo. Miro el silencio de una noche de luna. Ni siquiera es casual que el horizonte sólo me parezca alcanzable cuando estoy parado. Es la verdad de las cosas finitas. Ni rompo las últimas nubes. Ni soy una mujer violada. Ni esta es una sonata triste de verano. Ni tú ni yo. Mis palabras no son nada.
Jairo Marcos
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